Caían las hojas, caía el mundo. Soñábamos tendidos sobre
azulejos blancos y negros, no entendíamos de colores. Caía la lluvia en la
ropa olvidada arrancada con deseo, deseos sobre el suelo hasta la cama donde
caían las hojas, nuestra piel y donde quedó atrapado el otoño. Allí, donde eras
mi mundo, caíamos, caía el mundo y con él, nuestras ganas.
jueves, 11 de octubre de 2012
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